Cuerpos ardiendo y olor a indiferencia | Cultura | EL PAÍS

 

Cuerpos ardiendo y olor a indiferencia. Llega a España Historia de un Estado clandestino de Jan Karski, espía polaco que denunció el Holocausto e intentó pararlo en vano.En la mitología de la Antigua Grecia, el destino que le tocó a Casandra se consideraba una maldición. Tras una pelea sentimental, el dios Apolo le concedió el don de la profecía, que compensó con un castigo atroz: nadie le haría caso. Así que cuando la adivina empezó a repetirles a los troyanos que su ciudad caería presa de los griegos, no recibió respuestas, hasta que un enorme caballo de madera le diera la razón. Jan Karski (Lodz, Polonia, 1914 – Washington, 2000) nunca tuvo relaciones con Apolo, pero su maldición fue parecida a la de Casandra. Protagonista de la Resistencia polaca, como espía del Gobierno clandestino, en 1942 Karski entró en el Gueto de Varsovia y en el campo de exterminio de Belzec. Lo que vio fue la mayor tragedia del siglo XX: cuerpos decompuestos, niños agonizantes, cámaras de gas. Es decir, la Solución Final que Hitler estaba llevando a cabo para eliminar a todos los judíos de la faz de la Tierra. Sin embargo, por mucho que Karski intentara contar su historia y pedir a los potentes interlocutores (entre ellos, el presidente estadounidense Franklin Roosevelt) con los que se entrevistó que trataran de detener el drama, sus súplicas cayeron en saco roto. Todo esto, y mucho más, es lo que contienen las 514 páginas de Historia de un Estado clandestino, que Karski publicó en 1944 en EE UU y que la editorial Acantilado saca a la venta estos días en España.

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